Pedro Rodríguez: "Los galardones nunca están de más"

Ángel D. Conde Trujillo
Ángel D. Conde Trujillo

Por Prensa Magallanes BBC | José Alejandro Martínez

Pedro Rodríguez en la temporada 2015-2016 con Caribes de Anzoátegui, obtuvo un total 19 rescates, pero aún, con esa exorbitante cifra, no consiguió el premio del “Cerrador del Año” en esa oportunidad. Tuvieron que pasar dos años de trabajo y un cambio de aires a la ciudad industrial de Venezuela, para ser recompensado con tan preciado premio.

No bajar nunca la cabeza, tener confianza en sí mismo y ser constante en su trabajo, son unas de las cualidades de Rodríguez. “Mis lanzamientos y mi mecánica siguen siendo las mismas, pero físicamente este año lo tomé con bastante responsabilidad, debido a que Magallanes venía de tener un buen cerrador (Hassan Pena)”, expresó el derecho.

Decir que Rodríguez es uno los mejores cerradores de la liga no sería descabellado, ya que el nativo de Barcelona en los últimos seis años en la pelota venezolana, tiene un total de 57 rescates, sin contar que en la zafra 2017-2018 no actuó en ese rol de taponero.

Otra de las características del anzoatiguense, es el hambre de campeonato que posee sobre sus premios individuales. “Mi mayor éxito como profesional es ganar el campeonato con Caribes y tener la oportunidad de cerrar el juego para conseguir la victoria, ese es mi mayor logro como pelotero. Igualmente, yo quiero ganar la corona con el Magallanes y yo sé que lo vamos a conquistar”, reveló el serpentinero.

Esta temporada, “El Amolador” tuvo un total de 17 rescates en 18 oportunidades, con una minúscula efectividad de 1.57, numeritos que dieron pie para la obtención del premio al mejor cerrador de la contienda.

“En realidad yo nunca pienso en premios individuales, pero los galardones no están de más. Es una satisfacción bastante grande, porque es un premio que suma mucho para el curriculum de un pelotero. Hay que seguir trabajando fuerte para conseguir el campeonato”, manifestó Rodríguez.

Cuando llega el turno de subirse a la lomita para el apaga fuegos, el equipo naviero tiene plena confianza en él, mientras que, del otro lado de la acera, ya saben que voltear la pizarra es algo casi imposible.